En nuestra última vuelta por el barrio les recomendaremos tres lugares emblemáticos de la comuna de Recoleta: el Cementerio General, el Cerro Blanco y el mítico bar y restaurante El Quitapenas, los que forman parte de una ruta gastronómica, patrimonial y cultural que no hay que dejar de visitar.

Cementerio General y Plaza La Paz

Fundado en 1821 por Bernardo O’Higgins, el Cementerio General no solo es un lugar de descanso para más de dos millones de difuntos, entre ellos grandes artistas, escritores, folkloristas e intelectuales, sino también es un museo al aire libre, con un valor arquitectónico y cultural incalculable.

Ubicado en el polígono conformado por las calles México (norte), Av. Recoleta (oriente), La Unión (sur-oriente), Av. Profesor Zañartu (sur) y San José (occidente), en este cementerio es posible encontrar una gran riqueza arquitectónica pues cuenta con construcciones del siglo pasado que recogen los más variados estilos como el gótico, griego, morisco, azteca, egipcio y moderno, además de esculturas, vitrales y jardines que hacen de este un lugar único.

Fue el primer cementerio público de Chile, y antes de su creación no había un lugar digno para dar sepultura a quienes no fueran católicos o tuvieran pocos recursos, por lo que se acostumbraba dejar sus cuerpos a un costado del cerro Santa Lucía, en pleno centro de la ciudad. Es por esta razón que el Cementerio General marcó un hito en la historia gracias a la inspiración de Benjamín Vicuña Mackenna, quien lo proyectó como un lugar de recuerdo para todos. Tanto así que el lugar el alberga casi todos los directores supremos y expresidentes de la República, entre ellos las tumbas de Manuel Blanco Encalada, José Manuel Balmaceda, Arturo Alessandri y Salvador Allende las que se pueden encontrar en el casco histórico ubicado en el área sur del cementerio, cerca de la entrada principal en Avenida Profesor Zañartu con Avenida La Paz.

Aquí también es posible encontrar las sepulturas de otros grandes personajes de la historia cultural del país como el pintor Nemesio Antúnez, la escritora María Luisa Bombal, los folkloristas Víctor Jara y Violeta Parra, el ex-senador Jaime Guzmán, las escultoras Marta Colvin y Rebeca Matte, el patriota Manuel Rodríguez y el escritor y político José Victorino Lastarria.

Dentro del recorrido, algunos de los lugares que no se pueden dejar de visitar son el Memorial a los Detenidos Desaparecidos y de los Ejecutados Políticos inaugurado en 1994, la tumba de Pedro Aguirre Cerda, que cuenta con una espectacular escultura realizada por Tótila Albert para el ex Presidente de la República, el mausoleo de la escultora Rebeca Matte y el Memorial por la diversidad de Chile.

Debido a que el cementerio tiene más de 80 hectáreas con calles que forman una pequeña metrópoli a veces es difícil no perderse de algún mausoleo maravilloso o la tumba de algún personaje emblemático. Para ello, desde hace unos años el Cementerio General realiza visitas guiadas gratuitas de día y de noche con distintos tipos de recorridos que abordan la historia del país y sus personajes, arquitectura, arte, simbología mortuoria y leyendas del lugar.

Por último, no podemos dejar de mencionar la maravillosa Plaza La Paz, donde convergen diferentes servicios de salud, como el Hospital San José, el J. J. Aguirre, el Instituto Psiquiátrico Dr. José Horwitz Barak, el Servicio Médico Legal, la Universidad de Chile y el propio Cementerio General.

En el centro de la plaza se encuentra la escultura y monumento a las víctimas del incendio que afectó a la Iglesia de La Compañía en el año 1863, donde murieron dos mil personas, todas enterradas en una fosa común del Cementerio General. Es una escultura de bronce creada por el escultor francés Carriere Belleuse.

Ubicación: Profesor Zañartu 951, Recoleta.
Distancia a pie desde Blanco Recoleta: 750 metros (7 a 9 minutos) al acceso principal y 1.1 kilómetros (12 a 14 minutos) hasta la Plaza La Paz.

Cerro Blanco

Conocido como un “cerro isla”, una formación de relieve típica de la cuenca central del Chile, el Cerro Blanco nació de la Cordillera de los Andes como una extensión del Cerro San Cristóbal, el cual en algún momento se separó del cordón principal por una quebrada que se fue rellenando con sedimentos a lo largo del tiempo, hasta aislarlo por completo.

De acuerdo a la Fundación Cerros Islas, el Cerro Blanco ha tenido históricamente una fuerte connotación religiosa. En la época precolombina, los pueblos originarios lo llamaban “huechuraba” que quiere decir “lugar de la greda” y lo utilizaron como centro ceremonial, en donde configuraron posiblemente el mayor complejo de piedras tacitas en toda América.

Más adelante, con la llegada de los españoles, el cerro quedó en manos de doña Inés de Suárez quien mandó a construir una ermita en su cima encomendada a la Virgen de Montserrat, patrona de Cataluña. En 1558, Súarez y su marido Rodrigo de Quiroga donan los terrenos correspondiente al cerro y sus alrededores a la congregación de los Dominicos, quienes tras la destrucción de esta primera construcción católica decidieron construir una pequeña capilla a los pies del cerro, conocida hoy como Capilla de la Viñita o la Parroquia de la Virgen de Montserrat.

Durante el siglo XVIII, el cerro se utilizó como cantera para la construcción de algunas obras de arquitectura de la ciudad, como el Puente de Calicanto y el Palacio de La Moneda, con lo cual recibió el nombre de Cerro Blanco debido al color de la piedra que quedó expuesta en el proceso de extracción de canteras.

En 1990, debido a su importancia patrimonial, cultural y religiosa, el Cerro Blanco fue declarado Monumento Nacional. Actualmente, es administrado por el Parque Metropolitano y cuenta con accesos a la comunidad, juegos infantiles, amplios senderos sombreados de abedules y palmas chilenas, espaciosos lugares para sentarse en el pasto a leer o a escuchar música. Está abierto de martes a viernes de 6:00 am a 19:30 pm, y sábado, domingo y festivos de 6:00 am a 12:00 pm.

Ubicación: Avenida Santos Dumont s/n, Recoleta.
Distancia a pie desde Blanco Recoleta: 700 metros (7 a 9 minutos) al acceso principal.

El Quitapenas

Como toda buena “picada” es difícil saber con total exactitud cómo y cuándo nació este popular bar y restaurante del ex barrio de La Chimba. Sin embargo, la historia cuenta que sus orígenes se remontan a las primeras décadas del 1900, en donde los comensales paraban en este bar a pasar las penas tras haber despedido a sus seres queridos, pues se ubicaba estratégicamente en la proximidad del Cementerio General.

Y a pesar de no haber registro de cuál fue el local original, lo cierto es que por el actual Quitapenas ha pasado mucha historia popular chilena, como la creación del club deportivo Colo Colo o algunas improvisadas veladas musicales tras la muerte del vocalista de Los Jaivas, Gato Alquinta, Gladys Marín o el funeral de Víctor Jara.

Su carta se basa principalmente en comida típica chilena como arrollado, cazuela de ave, pernil y carne al jugo, pero también tiene un menú de tragos especialmente elaborados para pasar las penas entre los que destacan el Paró la chala (pisco, gin y granadina) o el Que en paz descanse (ron, licor de café, con helado de vainilla).

En junio de 2004, el Consejo Regional de la Cultura de la Región Metropolitana extendió en el Día del Patrimonio Cultural un reconocimiento especial al Quitapenas como una de las Mejores Picadas Urbanas de Santiago y en 2010 recibió un premio por parte de la Fundación Futuro, por ser un lugar que aporta significativamente a mejorar la ciudad.

Sin dudas El Quitapenas es parte de la historia chilena, desde lo gastronómico a lo social, razón suficiente para ir a conocerlo y así poder seguir con el espíritu de este emblemático barrio; el reencuentro y la cercanía.

Ubicación: Avenida Recoleta 1485, Recoleta.
Distancia a pie desde Blanco Recoleta: 800 metros (8 a 10 minutos).

PUBLICADO POR: ifblanco
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