La disruptiva apuesta de la que es considerada la primera empresa colaborativa de Chile acaba de cumplir dos años. Ya lograron un millón de dólares en ventas y abrieron su primera franquicia. Las celebraciones son en grande: inauguraron la primera fábrica de la felicidad y muy pronto aterrizarán en regiones

La neorrevolución ya partió en Recoleta. Ahí los giros sin tornillos, emprendedores y creativos se juntaron bajo un mismo techo. También lo hicieron los disruptivos y problemáticos a quienes iF abrió sus puertas sin prejuicios en su primera sede, en avenida Italia, el primer ecosistema de empresas en Chile. Una idea que nació como una locura por la que varios no dieron ni un peso y que, ahora que cumple dos años con buenas cifras y planes para crecer, les tapó la boca a los escépticos.

Fue en 2013, cuando Alejandra Mustakis, Tiburcio de la Cárcova, Lionel Kaufmann, Manuel Urzúa, Julián Ugarte y Alan Farcas se propusieron armar una fábrica de ideas donde se incubaran iniciativas que pudieran cambiar al país. “¿Qué pasa si nos juntamos a trabajar, a colaborar, a confiar, a apoyar, y a tomar nuestras diferencias como la mejor oportunidad?”, fue la propuesta del grupo.

En las instalaciones de la ex Sombrerería Girardi se juntaron diferentes mundos. Creadores, estudiantes, inventores, académicos, empresas privadas y universidades. Todos miembros de la comunidad “iF”, una casa que los acogió no sólo para prestarles un espacio físico, sino para que fueran parte de algo más novedoso: la primera empresa colaborativa de Chile.

La fama vino rápido. Por la prensa y de boca en boca. Sólo en el primer año juntaron a más de una treintena de organizaciones relacionadas con la innovación y el emprendimiento que se mudaron con camas y petacas a algún espacio de iF. El lugar funciona como una ciudad de ideas ordenada por ministerios. El Social, comandado por SocialLab y las agrupaciones que trabajan en el mundo del emprendimiento social; el Ministerio Cultural, donde se cuentan la gestora MilM2, Fauna y La Roma; y el Ministerio de Prototipado, donde operan los inventores de Maker Space, un laboratorio digital, un laboratorio visual y una división que agrupa a las entidades educacionales del proyecto.

Un revolucionario modelo que ha dado que hablar y que, pese a su juventud, está lleno de proyectos: un centro en Recoleta, estudiantes que se gradúan regalando 1.000 horas de felicidad, una asociación con Corfo que los llevará más allá de la Región Metropolitana y proyectos como la primera fábrica de bondad del mundo, son parte de una agenda, que aunque suena loca, promete generar una nueva revolución.

Los locos de siempre

Igual que hace dos años. En una sala de reuniones del iF en avenida Italia, sus socios se atropellan al hablar. Alejandra Mustakis se apasiona con el proyecto. Es su hijo y se le nota. Para ella, estos dos años han sido un tiempo para darse cuenta de que en Chile hay una gran riqueza en innovación e ingenio, “que los chilenos no somos grises”, argumenta, que se puede romper el molde, tomar lo mejor de dos mundos y que sobre todo la forma de hacer empresas está cambiando.

“La mitad de las empresas que van a estar en el ranking 500 de Standard and Poor’s todavía no han nacido. ¡Imagínate el nivel de creatividad que está surgiendo, si antes duraban 100 años! Ser profesional ya no tiene que ver con pasar por la universidad, sino en cómo ocupamos el ingenio para resolver nuestros problemas”, exclama Julián Ugarte, otro de los socios.

El lugar funciona como una ciudad de ideas ordenada por ministerios. El Social, comandado por SocialLab; el Ministerio Cultural y el Ministerio de Prototipado, donde operan los inventores de Maker Space.

Estos 24 meses les han abierto los ojos. El modelo es simple, explican. Si bien las empresas tradicionales quieren reducir lo más posible la cantidad de intermediarios para generar utilidades, en iF buscan todo lo contrario. La mayor cantidad de personas para multiplicar el conocimiento, el intercambio y una relación win win entre los colaboradores y sus empresas.

“La cadena Marriott iba a lanzar como 1.000 nuevas habitaciones en 2016 como uno de los proyectos estrellas de su agenda. ¡Eso es la misma cantidad de plazas que junta Airbnb en una semana! Es decir, los modelos colaborativos se están tomando toda la economía, golpeando al modelo tradicional”, agrega Ugarte.

Aunque disruptiva para los más tradicionales, su propuesta ha tenido eco. Las ventas de iF durante 2015 sumaron un millón de dólares sobre la base de su propuesta que incluye la red iF, la productora de eventos, que depende de ellos, y toda el área de outsourcing, mediante la cual ofrecen diferentes servicios a los privados.

María José Urrutia, encargada de negocios, explica que no todas las compañías ven de la misma forma el modelo, por lo tanto, han articulado un esquema para acercarse al capital privado. La primera parte del modelo es la “Red iF”. A través de ella se acercan a gerentes, ejecutivos y empresarios que no conocen su propuesta. “Es una invitación presencial, realizando encuentros mensuales en iF, recibimos a los líderes de las empresas tradicionales para acercarlos a casos reales chilenos que hablan sobre lo que se viene”, detalla.

Todos los meses tienen una temática diferente de casos que exponen en diferentes círculos. Como parte de ello, el 22 de marzo se realizará el primer encuentro masivo en el iF para dar a conocer la red. “Este año, queremos recibir a siete empresas de las grandes industrias y a diez empresas medianas para ayudar a las pymes a generar innovación”, añaden.

Una segunda área es el outsourcing de innovación abierta. Se trata de un segmento de negocios, mediante el cual tienen una relación más cercana con las empresas. “Ahí recibimos a una compañía que busca proyectos concretos donde pueden trabajar junto a nuestros emprendedores”, explica Urrutia.
La tercera área es la bautizada como la “Del socio”. Se trata de una relación más estrecha con las empresas y organizaciones que están comprometidas con el modelo y abiertas a desarrollar proyectos en conjunto. Por ejemplo, se juntaron con Canal 13 a través de la iniciativa T13Lab y con Movistar. Ellos están instalados en el iF y lideran una idea, trabajando mano a mano con las organizaciones de innovación.

Otra área que está tomando fuerza es la de Producción de Eventos e Innovación. A través de la productora del iF se toman espacios y la idea es que por medio de eventos masifiquen la innovación.

Otro de los logros de este cumpleaños es que están trabajando como un nuevo HUB de Corfo, una asociación mediante la cual el gobierno apoyará con fondos, iniciativas que busquen fomentar la innovación y el emprendimiento en regiones.

Más felices

Cosas que no se han hecho antes. Eso es lo que busca iF y sus propuestas.
Por eso dieron forma a la primera academia de la felicidad del país. Y no, no se trata de un taller de autoayuda, sino que de un verdadero modelo educativo que en abril tendrá sus primeros graduados. Un curso de cuatro meses, donde las personas aprenden a cómo convertirse en un agente de cambio en el lugar donde están insertos. La primera generación ya partió sus clases vespertinas y parte de su trabajo para titularse es proponer una intervención social que genere 1.000 horas de felicidad. Al primer ciclo postularon cerca de 150 personas, de las cuales 50 fueron seleccionadas para el programa.

“Cuenta con un área específica dirigida a empresas, para que éstas integren a la innovación, la creatividad y la pasión dentro de su estrategia, mediante módulos de aprendizaje. Esto abarca desde charlas a workshops, donde se transfieren herramientas tangibles a los líderes para fortalecer las relaciones, el servicio y el crecimiento de los colaboradores internos”, explican.

La primera academia de la felicidad del país abrió el año pasado. Postularon 150 personas, de las cuales 50 fueron seleccionadas para el curso de cuatro meses, donde las personas aprenden a cómo convertirse en un agente de cambio.

A la par, la cantidad de iniciativas y proyectos que apoyan es casi infinita. Sólo por mencionar algunos: Lead to Change, empresa extranjera con sede en iF, cuyo foco es demostrar que se puede hacer innovación en el sector público; USS Innova, incubadora de la Universidad San Sebastián que está trabajando en el desarrollo del primer auto basado en energía electromotriz solar, con apoyo de la Fundación Cristo Vive; y Miracle, la primera empresa de bondad del mundo, fundada por Niko Nogués, donde asesoran a personas y empresas para que generen actos de bondad que apoyen su quehacer.

Las fronteras del modelo

El modelo del iF se ha ido haciendo una fama. Tanto así que hoy en Av. Italia el espacio está copado. Entre inventores, empresas y entidades educativas ya no cabe más gente. Pero la puerta la tocan todos los días. Por eso hace un año un proyecto llamó su atención. Lejos de avenida Italia, en la calle Puma, en el corazón de Recoleta, una fábrica de muebles abandonada dio el puntapié inicial.

Todo partió cuando los empresarios Nicolás Vargas y Luis Fernández compraron la vieja maestranza a la familia Undurraga. Era un descampado lleno de escombros con casi cinco mil metros cuadrados, donde iban a “hacer algo”. “Leí un reportaje del iF y dije: ‘Esto es lo que quería hacer’. Fui al iF y vi a la Alejandra. Me acerqué y le dije ‘hola, quiero proponerte algo’. Ella me miró con cara de loco, pero me escuchó”, recuerda Luis. Tras ello, logró convencer a otro de los socios, Manuel Urzúa, para que fuera a ver el lugar. “Me encantó, dije ‘éste es’. Y le conté al resto de los socios que tenía todo para ser el próximo iF”, recuerda Urzúa.

Se bautizó como iF Blanco y dentro de los proyectos que le dan identidad a esta nueva ciudadela hay apuestas tan diversas como una tostaduría de café, un multiespacio para artistas, un laboratorio de medios, otro de robótica, un estudio fotográfico y, la que será la casa matriz de la Fundación Mustakis. “Este espacio está muy inserto en la comunidad y, por eso, consideramos que el edificio donde hoy se encuentra iF Blanco, es la sede ideal para formar este lugar de emprendedores, en un barrio que a veces ve lejana la palabra innovación”, agregan.

El cambio de casa de la Fundación Mustakis, que promueve la inserción social a través de la educación, desde el sector oriente al corazón antiguo de Santiago entusiasma a sus gestores. Porque además de que la organización es socia de este nuevo proyecto, celebrará sus 20 años de vida con el traslado a esta nueva casa.

Según explica Francisco Cancino, gerente general de la organización, en iF Blanco tendrán un espacio para realizar actividades y talleres especiales para niños y jóvenes, donde puedan tener experiencias significativas que les permitan descubrir su potencial. En el lugar, además, remodelan una vieja casona que será su nueva oficina.

Con todo, la evaluación es más que positiva. Por eso, los socios de iF se sienten listos para salir de Santiago. Todavía no pueden contar mayores detalles del proyecto que levantarán en Valparaíso, donde replicarán un modelo similar a lo que ya tienen en Av. Italia y Recoleta. El lugar ya está definido: un antiguo edificio ubicado en el casco antiguo del puerto donde, pese a que aún no definen los detalles de su aterrizaje en la V Región, ya trabajan en remodelaciones. El objetivo es empujar, al igual que en Blanco, la interacción entre emprendedores e innovadores sociales con nuevas ideas. Se espera que durante marzo se lance oficialmente la iniciativa.

La asociación está tomando forma de la mano del Instituto Internacional de Innovación Empresarial de la Universidad Federico Santa María. “Este punto de encuentro, único en el mundo, actualmente cuenta con más de 1.000 m2 y llegará a los 5.000 m2 en los próximos años. Está ubicado en una zona privilegiada de Valparaíso, a pasos del terminal de buses, del metro, de las carreteras principales, y dentro de uno de los mejores polos académicos y de emprendimiento e innovación de América Latina. Este espacio es posible gracias al joint venture de iF y sus socios, Instituto 3IE de la Universidad Técnica Federico Santa María y la Cámara de Comercio de Valparaíso”, comunicó la casa de estudios en octubre del año pasado, cuando la iniciativa tomó forma.

“Desde el comienzo hemos estado trabajando en un modelo de expansión, para replicar en otras ciudades el ecosistema que hoy existe tanto en iF Italia como en iF Blanco, porque la expansión regional, nacional e internacional es parte fundamental del plan estratégico de los próximos años. Por esto, y ahora que las dos sedes están en vías de consolidación, seguimos adelante”, dice Lionel Kauffman, director ejecutivo y socio fundador de iF. •••

Por: Natalia Saavedra
Fotos: Elisa Bertelsen

PUBLICADO POR: Deseis
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